Sobre cuáles eran las características del empleo “ideal” de la etapa del Estado de Bienestar, y cuáles son las características del empleo actual y cómo hemos llegado a ellas.

 

El empleo regular surge, en contextos de crecimiento económico y de cuasi pleno empleo, en la Europa de la postguerra mundial (1945) y de la reconstrucción, y cuyas características eran:

  1. Afecta a VARONES principalmente.
  2. Especialmente en la INDUSTRIA (en el Textil eran mujeres sobre todo), la ADMÓN. PÚBLICA y en ciertos subsectores de SERVICIOS. No desde luego en el sector Primario, en la Construcción, o en la Hostelería.
  3. Entran a trabajar bien jóvenes como aprendices en una empresa, y no la abandonan sino para jubilarse. Así pues, GRAN RELACIÓN entre la formación recibida y el trabajo realizado.
  4. Por tanto ESTABILIDAD, CONTINUIDAD, y VINCULACIÓN con la empresa. Y en la que la FIDELIDAD con la misma se premiaba con la contratación de los descendientes.
  5. Empresa que contrata directamente, sin INTERMEDIARIOS.
  6. De un tamaño medio o grande, con trayectoria, y con gran DIFERENCIACIÓN entre las personas que trabajaban en Oficinas y las que lo hacían en el “TAJO”.
  7. En la que el contrato de trabajo (verbal o por escrito) era INDEFINIDO (salvo causas de fuerza mayor.
  8. En la que existía un ALTO GRADO DE PROTECCIÓN LABORAL (incluso en la dictadura española), ya fuese por la LEGISLACIÓN, los CONVENIOS (que también existían en la época franquista), o por los SINDICATOS (sí, hasta con los sindicatos verticales en España).
  9. Existencia pues de presencia SINDICAL, alta tasa de afiliación y de representación sindical.
  10. Con una JORNADA COMPLETA (fuesen de 60 o de 40 horas/semana) y REGULAR (de Lunes a Sábado, continuada o partida, incluso a turnos, pero CONOCIDA de antemano e INALTERABLE), cuya única extensión eran las Horas Extraordinarias (es decir, no habituales) y que se pagaban MUY POR ENCIMA del salario de la hora normal.
  11. Con los beneficios o ventajas que se han ido reflejando en el Derecho Laboral, como Permisos, Descansos, Vacaciones, posiblidades de PROMOCIÓN y, sobre todo, INCAPACIDAD RETRIBUIDA, máximo si era por AT/EP.
  12. INCREMENTOS SALARIALES regulares y continuados, frecuentemente POR ENCIMA del aumento del nivel de vida, y ello a la par que SE REDUCÍA la jornada laboral o la carga de trabajo.
  13. Salario que se percibía MENSUAL o semanalmente, pero en la MONEDA de curso legal, y como mucho complemento la “cesta de navidad” o regalos ocasionales similares.

En definitiva, un empleo ESTABLE, SEGURO, PROTEGIDO, pero que requería esfuerzo, sin consideración hacia el trabajador y su trabajo (¿os suena el concepto de alienación?) pero que se basaba en un “contrato social” entre trabajadores y sus sindicatos, y empresarios y sus patronales, los partidos socialdemócratas y conservadores de la época, por el cual los beneficios empresariales se moderaban trasladándose en parte hacia mejoras laborales, con el fin de evitar huelgas, o incluso revoluciones, y los Estados organizaban sistemas de protección social (jubilación, desempleo) y de sanidad y educación universal, sufragados mediante un sistema impositivo progresivo. En Europa ya se llevaban varias guerras localizadas, 2 guerras mundiales (el fascismo había sido totalmente derrotado, menos en la “aldea” ibérica), y la parte oriental estaba dominada por el sistema soviético de origen comunista.

Pero la “crisis del petróleo” de 1973, junto con las señales de agotamiento que mostraba el Estado de Bienestar (o las dictaduras ibéricas, que aquí no había Estado de Bienestar), así como la tensión social de esos años (ofensiva sindical que “se pasó de rosca”) llevó a una contraofensiva en el terreno económico (deslocalización), institucional (desregulación), sociolaboral (temporalidad, desempleo) pero sobre todo político (neoliberalismo) y a los que se unían cambios tecnológicos y organizativos. Y ello bajo las excusas de la mejora de la productividad, la competitividad de los mercados y, sobre todo, de la generación de empleo ante el crecimiento del desempleo en Europa. A todo eso lo denominamos, hoy día, GLOBALIZACIÓN, que ha llevado a que el sistema fordista de trabajo quebrara y diera lugar a otro distinto que hoy llamamos PRECARIO, en contraposición al que se veía como “ideal” de la etapa previa, y cuyas características son:

  1. Elevada incidencia del DESEMPLEO (algunas Tasas de Paro de finales de los ´70 hoy nos parecerían irrisorias).
  2. Incremento de la TEMPORALIDAD en el empleo, y con ello, relajación de los vínculos de los trabajadores con las empresas, pero junto con el desempleo, también de los trabajadores con sus sindicatos y los partidos que los habían representado hasta la fecha.
  3. Duración mínima del trabajador en la empresa, legando al límite de incluso pocas horas.
  4. Alternancia pues de periodos de OCUPACIÓN Y DESEMPLEO entre los trabajadores.
  5. Cambios continuados de empresa, de ocupación, de trabajo.
  6. Incorporación (que ya se venía produciendo desde décadas antes) masiva de la MUJER al mundo laboral (también gracias a la lucha por los derechos civiles del movimiento feminista) que ya no se limitaba a la etapa de soltería, sino que va a continuar de forma plena.
  7. Aumento del número de personas INMIGRANTES en busca del paraíso europeo.
  8. Nuevas formas de contratación de personal, más allá de la temporalidad en los contratos: Empresas de Selección de Personal, Agencias Públicas y Privadas de Colocación, Empresas de Trabajo Temporal, todo ello en una dinámica de EXTERNALIZACIÓN de la mano de obra.
  9. Descenso del empleo en los sectores tradicionalmente demandantes de mano de obra (Industria, Construcción), y fuerte incremento del trabajo en el sector SERVICIOS y TECNOLÓGICO (Terciario avanzado).
  10. Disminución del peso de las grandes empresas, en provecho de las PYMEs, microempresas, y formas desregularizadas de empresas, aunque muchas de ellas vinculadas totalmente a transnacionales.
  11.  Ínfima presencia sindical en esas nuevas empresas, y ausencia de cobertura de los Convenios colectivos. Descuelgue empresarial de los convenios.
  12. Nuevas formas de empleo desregularizado: trabajo en casa, autónomos encubiertos dependientes, becarios…).
  13. Absorción de un número creciente de trabajadores mediante jornadas incompletas (parciales), atemporales (en el día, la semana, el año).
  14. Imposibilidad de ascensos ante la falta de continuidad en la empresa. También de Complemento de Antigüedad.
  15. Incapacidad para evitar la pérdida real de derechos laborales (descanso semanal, anual-vacaciones-, permisos, etc..) pese a su pervivencia legal.
  16. Percepción de una parte del salario en negro (sin declarar a Hacienda), en forma de vales descuento, en especie (incluso en participaciones de los riesgos de la empresa, léase acciones). Impago de horas extras o festivos.
  17. Aceptación de recortes salariales e incrementos de carga de trabajo, ante el temor a perder el empleo.
  18. Incapacidad para absorber las nuevas cohortes laborales, inclusive aquellas que cuentan con más y mejor formación (universitarios).
  19. Débil protección real ante contingencias de Incapacidad, Desempleo, Jubilación, etc.

 

Y seguro que vosotros/as podéis contar unas cuantas más que a mí me costaría algo descubrir. Si quiénes más padecéis esta situación, os cuesta describirla cuando la vivís en primera persona, mal futuro nos espera.

Pues a todo esto y más lo llamamos empleo

PRECARIO/ATÍPICO/ IRREGULAR/ /ANORMAL/INHABITUAL/POSTFORDISTA

 Algo a lo que no es ajeno la propia universidad, como muestra este anuncio “simulado” de la plataforma de Profesores Asociados de la UV-EG

Anuncio ficticio pero aproximativo de las condiciones laborales del Profesorado Asociado de la UV-EG

Anuncio ficticio pero aproximativo de las condiciones laborales del Profesorado Asociado de la UV-EG

 

Y como habréis comprendido, la EXCEPCIÓN se ha hecho NORMA, y el objetivo del PLENO EMPLEO en las sociedades avanzadas de Occidente se perdió en los libros de Historia. Esperemos que no para siempre.